Connery se crió cerca de la pobreza en los suburbios de Edimburgo y trabajó como pulidor de ataúdes, lechero y socorrista antes que su afición por el culturismo le ayudara a lanzar su carrera cinematográfica, que le llevó a convertirse en una de las mayores estrellas mundiales del celuloide.
Será recordado sobre todo por su papel como el agente 007, el personaje creado por el novelista Ian Fleming e inmortalizado por Connery en una serie de películas que comenzaron con «?Dr. No» en 1962.
El estilo caballeroso y el irónico sentido del humor de Bond al combatir a extrovertidos villanos y seducir a bellas mujeres ocultaba un perfil más oscuro y violento, una profunda personalidad que Connery supo moldear y que se convirtió en el estándar para los actores que le siguieron en la saga.
En los filmes se presentaba con el tradicional «Bond, James Bond», pero a Connery no le gustaba ser definido por el papel y dijo una vez que «odiaba al maldito James Bond».
Alto y guapo, con una voz gutural que acompañaba bien a una personalidad a veces malhumorada, Connery interpretó a muchos personajes destacados además de Bond y ganó un Oscar haciendo de un duro policía de Chicago en «Los intocables» (1987).
En 1989, a los 59 años, la revista People le declaró como «el hombre vivo más sexy».
Connery era un firme defensor de la independencia de Escocia y se tatuó en un brazo «Escocia por siempre» cuando sirvió en la Marina Real.
A los 69 años, en el 2000, recibió el título de ‘sir’ por parte de la reina Isabel en el castillo Holyrood de Edimburgo. En la ceremonia vistió un traje escocés completo, incluido el ‘kilt’ verde y negro del clan de su madre, los MacLeod.
Filmes destacados en su carrera aparte de Bond fueron «Marnie» de Alfred Hitchcock (1964); «El hombre que pudo ser rey» (1975) de John Huston, junto a Michael Caine; «Indiana Jones y la última cruzada» (1989) de Steven Spielberg; y la historia sobre la Guerra Fría «la caza del Octubre Rojo» (1990).
Los aficionados al cine alternativo siempre le recordarán como el «Brutal Exterminador» Zed en «Zardoz» de John Boorman (1974).
Connery se retiró de la actuación tras pelearse con el director en su última cinta, la olvidable «La liga de los hombres extraordinarios» en 2003. «Me cansé de lidiar con idiotas», dijo.
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